
En su obra, en la que con frecuencia deja traslucir una actitud pesimista, dejó plasmado su individualismo. Su pensamiento político, no exento de ambigüedades, transitó por las simpatías por el anarquismo de su juventud, la oposición a la Segunda República y la defensa de una dictadura militar, no abandonando nunca su anticlericalismo. Entre sus títulos destaca Vidas sombrías, su primer título publicado en 1900 y la trilogía La lucha por la vida, formada por La busca, Mala hierba y Aurora roja. Sin embargo, su obra más importante fue Las memorias de un hombre de acción, novela cíclica que escribió a lo largo casi de su vida y que terminó ya en la vejez. Esta obra de veintidós volúmenes reconstruye toda una época agitada de España, incluyendo las guerras de la Independencia y carlistas en los días de Fernando VII e Isabel II.