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Un abuelo cascarrabias y una adolescente descubrirán el mayor fraude de la televisión española. Premio Jaén de Novela Juvenil 2011. Cuando Eva sale de su primera clase en la universidad, encuentra seis llamadas perdidas de Porto, su compañero de piso. Ella acaba de llegar a Madrid para estudiar, conocer gente y sacar partido de la gran ciudad. Él es un anciano cascarrabias obsesionado con la tele.Preocupada, Eva vuelve a casa para asegurarse de que el hombre esté bien, pero él la espera sentado tan tranquilo en el sofá y le dice que han intentado matarle. En realidad, que el mismísimo José Luis de Morterone, gran magnate de las comunicaciones, quiere deshacerse de él porque no deja que manipulen su audímetro, el aparato para registrar las audiencias televisivas. ¿Quién se creería un cuento como este? Eva, seguro que no: a ella nunca le han gustado ni las bromas pesadas ni las historias policíacas, no se las acaba de creer#
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Un pequeño gran acontecimiento altera la vida de los vecinos de un edificio del centro de la ciudad (una ciudad cualquiera de un país cualquiera): tras más de un año con el ascensor fuera de servicio hoy llega el técnico que supervisará la instalación final y dará el visto bueno a su puesta en marcha. Los vecinos y las vecinas más mayores esperan con ansiedad la llegada del técnico y poco a poco se congregan para estar presentes cuando el ascensor vuelva a estar operativo después de muchos meses de sufrir subiendo las escaleras o evitando salir de casa. Con los inquilinos reunidos, la última persona en llegar al portal es Valentina, una joven que vive de alquiler en el cuarto piso y a la que no parece preocupar tener que subir y bajar las escaleras todos los días. Ella es la única que desconoce por qué el ascensor lleva casi un año y medio sin funcionar y se unirá a los demás para esperar la llegada del técnico. Será durante esa espera cuando Valentina descubra el oscuro secreto que une a los vecinos del edificio.
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