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Jenny Diski
Ninguna otra década del siglo XX puede competir con la de los sesenta en carga simbólica y alcance mítico. Ni los locos años veinte, ni los turbulentos setenta que le siguieron han conseguido derribar a «la década prodigiosa» de su pedestal: fueron años de plena ebullición política, económica y cultural, y cualquiera que los viviera en primera persona admite que el mundo cambió, desde entonces, para siempre. Jenny Diski estuvo allí, en el epicentro del swinging London. Nacida en 1948, llegó a la adolescencia en la plenitud de la década, y participó del entusiasmo general: consumió drogas, descubrió la revolución sexual, compró la ropa de moda, salió de noche hasta el amanecer, vibró con la música, acudió a manifestaciones e incluso pagó las consecuencias de todo ello pasando un tiempo en una institución psiquiátrica. Los sesenta fueron convulsos, apasionantes, y quien no los viviera tendrá que conformarse con recuerdos y retratos de la época que palidecen ante la verdad. Pero, ¿cuál fue la verdad? Al cumplir sesenta años de vida, Jenny Diski decidió confrontar su edad con aquellos sesenta de su juventud para reexaminar así lo que ha quedado del mito, y lo que se ha ido borrando con el tiempo, para meditar una idea de la década muy diferente de la que se ha perpetuado con el paso de las generaciones. Más allá del recuerdo nostálgico, Diski afronta este texto como un ajuste de cuentas con los ideales y los comportamientos de la época. Para la autora, más que un periodo de revolución hacia un mundo mejor, los sesenta fueron el germen de la sociedad corrupta, individualista y desigual que emergió en los años ochenta: la contracultura fue, en el fondo, un movimiento errático que reforzó al poder establecido en vez de cuestionarlo. Con la máxima objetividad posible, y con un estilo preciso y esclarecedor, Diski consigue darle la vuelta a los sesenta como si fueran un calcetín, y logra aportar así una perspectiva tan provocadora como lúcida de un tiempo que, a diferencia de lo que nos han contado, no fue tan maravilloso como parece.
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