6 Libros encontrados
Ibáñez, Julián
Una de las chicas del club ha desaparecido. Nada raro, Bellón sabe que a las mujeres que hacen de la noche su profesión les gusta cambiar de aires. Por eso le resulta extraño que Doña Lola le encargue localizarla, y más raro todavía que le prometa dinero si da con ella, mucho dinero. Hace tiempo que en los bolsillos de Bellón solo entran sus manos vacías, así que decide bajar el volumen de las alarmas que suenan en su cabeza y buscar a la chica. Al mismo tiempo, Azucena, la policía para la que de soplón a cambio de algún billete, le encarga que seduzca a una secretaría y conseguir información de su novio, un delincuente kosovar. Dar con la dirección de la chica le resulta sencillo, pero todo se va complicando a medida que intenta averiguar más.
Agotado ahora
Has añadido la cantidad máxima disponible.
Ibáñez, Julián
La suerte le ha dedicado media sonrisa a Bellón: una seductora pelirroja le contrata para protejerla de un marido celoso. Todo demasiado bonito para ser verdad -como un programa de televisión- porque en la vida de Bellón nunca suenan violines de fondo. Al mismo tiempo, sigue ganándose la vida ejerciendo de soplón para Azucena, la policía a la que lleva tiempo vendiendo información. Pero ella ya no muestra interés por los chivatazos de Bellón. El nuevo comisario la tiene amarrada a su mesa, apartada del trabajo de calle, solo por ser lesbiana. Bellón descubre que con la pelirroja nada es lo que parece. Algo que él ya sospechaba. Caminar siempre por el lado empinado de la calle enseña muchas cosas, entre ellas que fiarse de una pelirroja es tan difícil como decirle que no.
Agotado ahora
Has añadido la cantidad máxima disponible.
Ib��ez, Juli�n
Levanté la lona. En el fondo de mis ojos se proyectó el bulto borroso de un cuerpo de mujer. Retrocedí, pero sin dejar caer la lona. Me pesó la mano que sostenía el mechero. Camisa de franela a cuadros verdes y rojos, vaqueros. La coleta desaparecía por su hombro derecho y reaparecía a la altura del codo. Ninguna herida a la vista. Tez de yeso, mate, pero con un pequeño brillo en los ojos no cerrados del todo, en las ranuras aparecía un destello diminuto y lejano que sólo podía ser el reflejo de la llama del mechero. La boca entreabierta, los incisivos de un blanco más limpio que la piel, pero, lo advertía por primera vez, dos rayitas negras indicaban que no estaban parejos del todo. Tenía los brazos abiertos de forma forzada, pegados al cuerpo. Las piernas estaban estiradas y juntas, la sombra de una extensa mancha oscura en la entrepierna.pierna.
Agotado ahora
Has añadido la cantidad máxima disponible.
Ibáñez, Julián
La vida ha golpeado muchas veces a Bellón. Cobrar facturas impagadas, proteger a prostitutas y hacer de guardaespaldas de saldo le ha convertido en una piñatacon la que juega el destino. Eso ya lo sabe, pero esta vez Bellón ha recibido otro tipo de golpe, uno grande, desconocido: un golpe de suerte. Tras el doble fondo de un armario, Bellón descubre que el paraíso tiene forma de billetes encerrados en un maletín. Demasiado hermoso, demasiado fácil. Bellón sabe que la vidano le sonríe, solo le dedica una extraña mueca paraburlarse de él. La calle te enseña más que cualquierlicenciatura. Así que decide descubrir a quién pertenece todo ese dinero. Además se da cuenta de que no sabe qué hacer con la pasta. Podría huir en un yate junto a una rubia de sonrisa eterna, pero los sueños seestropean cuando la realidad los toca con sus manos pringosas. Bellón prefiere seguir corriendo por el filo de la navaja, el único lugar donde se siente vivo.Mejor eso que ser un oficinista. Un atraco, una tramade policías corruptos y una estela de cadáveres quese van acumulando a medida que la verdad se aproxima.
Agotado ahora
Has añadido la cantidad máxima disponible.
Ibáñez, Julián
Un encargo extraño: acompañar a una misteriosa mujer.Demasiado dinero por algo demasiado fácil. Aquello huele mal. Bellón sabe que el mundo no funciona así. Ha recibido suficientes golpes como para darse cuentade cuándo debe subir los puños. El mal olor aumenta cuando Mona, que así se llama la mujer, le entrega unarma. De entrada, lo único que tiene que hacer es subirle las maletas y conducir para ella de hotel en hotel, pero la noticia del secuestro de un magnate mexicano enciende todas las alarmas de Bellón, que se verámezclado con delincuentes internacionales, policíascorruptos y asesinos de prostitutas. Pero Bellón tiene mucha calle. Y será la calle la que venga en su ayuda.
Agotado ahora
Has añadido la cantidad máxima disponible.
Ibáñez, Julián
Parece que, por una vez, la suerte le ha guiñado un ojo a Bellón: le encargan un trabajo en el que no necesita ni usar los puños niintimidar a esos clientes que no quieren pagar a las chicas de esquina. Simplemente tiene que hacer de chofer. Llevar y tra
Agotado ahora
Has añadido la cantidad máxima disponible.