7 Libros encontrados
Azorín
A lo largo de su longeva y fecunda existencia, Azorín dejó repartidas aquí y allá, entre las páginas de sus libros y en las columnas de los periódicos en los que colaboró como articulista, multitud de reflexiones sobre su amor a los libros y su afición a la lectura. Testimonio de ello es esta original antología de sus escritos, a cargo de Francisco Fuster, que bajo el título de Libros, buquinistas y bibliotecas, constituye la más completa y documentada exposición de la filosofía azoriniana sobre el libro y la lectura.
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Azorín
'La voluntad'' (1902) es la primera de las novelas de la trilogía que dio la fama a su autor y a partir de la cual comenzó a firmar como ''Azorín''. Desengañado de la fe en la acción política, trata en ''La voluntad'' la abulia extrema. Fue con esta trilogía cuando comenzó a cuajar el concepto de generación del 98. ''La voluntad'' carece de la estructura tradicional de la novela, pues por encima del argumento importan las disquisiciones filosóficas, intercaladas con breves estampas de la niñez y juventud del autor.
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Azorín
Con esta obra Azorín cierra la trilogía autobiográfica que inició con La voluntad, cuyo protagonista presenta el tema de la formación del intelectual y de su lucha contra el medio, así como el conflicto entre acción y contemplación. En ella, la atención se desplaza desde lo argumental anecdótico hacia los niveles interiores de la emoción.
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Azorín
«La ruta de don Quijote» (1905) es posiblemente el libro de José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967), que mejor puede considerarse un volumen de crónicas periodísticas. Los textos que lo componen fueron escritos para el diario El Imparcial con motivo del tercer centenario de la publicación de la primera parte del libro de Cervantes. Teñidos de un «escepticismo sonriente», en ellos el autor hace literatura del periodismo y reescribe una serie de temas cervantinos, juega de forma admirable con la historia y el relato quijotesco y parece encontrarlos en la España de su tiempo como si fueran los modelos que dieron forma al país, aunque su ironía no deja de hacer dudar al lector sobre la validez de aquellos cimientos para el nuevo andamiaje nacional. Prólogo de Jorge Urrutia
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Azorín
Estos cuentos, fiel reflejo de la literatura azoriniana, se caracterizan por tener en común un ingrediente misterioso, ya sea en forma de fantasma, la Muerte u otros personajes extraños y fascinantes.
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Azorín
Escasísimas son las páginas humorísticas de Azorín. El gran prosista de Monóvar, en su delicada precisión, en su afecto delicuescente por lo menudo, en su escrupulosa hiperestesia, fue ante todo un retratista de paisajes y de ámbitos teñidos siempre de una atemperada cuanto honda nostalgia, y no obstante, nos legó esta curiosa farsa titulada El chirrión de los políticos. Se trata, como nos indica en su magnífico prólogo el profesor Ródenas de Moya, de una sátira donde evidencia todo el pudridero en que había acabado la política de la restauración alfonsina. Y, sin embargo, por lejana que pueda sonarnos esta etapa histórica, en esta denuncia sarcástica de Azorín reconocemos ce por be los mismos chirriantes y perniciosos excesos que tanto nos irritan del actual ejercicio de la política. Este detalle, en absoluto menor porque, mientras nos suscita una lacónica y, hasta cierto punto, descorazonadora reflexión, dota, ante todo, a este título de una inesperada y sabrosa vigencia.
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Azorín
Una hora de España (1924), pieza maestra del Azorín maduro, va mucho más allá de su protocolario propósitooriginal como discurso de ingreso en la Real Academia Española: integra un perfecto artefacto literario que juega con el tiempo y el espacio y expresa la continuidad de una España plural que no se basa en la religión o en la política, sino en la idea de que la vida es sólo literatura, con su propia temporalidad. Obrita de evocación histórica, paisajística y vital, seimpregna de la meditación sobre el tiempo que tan característica es del autor. A través de una serie de estampas, nos traslada a tiempos de Felipe II y asistimos a una ensoñación cordial de la España pretérita yeterna. Así, Una hora de España es un libro muy bello y, también, Azorín en estado puro. Cada uno de loscapítulos del libro posee muy corta extensión. También, en su mayoría, individualidad o entidad completa,independiente de los demás capítulos, aunque abierta, en algunos casos, al enlace con los siguientes, y,a la vez, contienen todos un sutil hilo o nexo conductor. No cabe considerarlos como artículos, sin más, sino, más propiamente, como ensayos breves, sobre temas y motivos históricos en los que se expone -con alternancia de narraciones y descripciones-, se glosa e interpreta una concreta realidad.
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