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¡Llegan nuevas aventuras de Tachín! Esta vez el protagonista y sus amigos indagarán sobre la extraña desaparición de unos deliciosos buñuelos y sobre los misterios que esconde el viejo armario de la abuela.
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En Castelburgo nadie lo comentaba, pero todos sabían que Tristán, el príncipe heredero, no sabía reír. Para no molestarle, sus súbditos dejaron de hacer fiestas, de leer libros divertidos y de contar chistes. Así, las risas desaparecieron de todo el reino. Hasta que un buen día, un reloj de cuco defectuoso cambió el destino del príncipe.
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Últimamente los padres de Martín se comportan de un modo extraño. Tanto o que parece que ya no les gusta vivir en su vieja casona y han decidí do irse a vivir a Buenos Aires. Enfadado por esta decisión, Martín se esconderá en el desván para evitar tan largo viaje. Al contrario de lo que se esperaba, sus padres no vuelven a por él, sino que unos nuevos inquilinos ocuparán la casa. Tampoco pensaba que Ángela, la hija de l os nuevos dueños, le guardara el secreto. Pero pronto los padres de la nueva inquilina empezarán a sospechar de la presencia de alguien en l a casa, ¿un fantasma tal vez?
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El príncep de Castellburg no sabia riure. Així, les rialles van desaparèixer de tot el regne. Fins que un dia, un rellotge de cucut va canviar el destí del príncep.
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El príncep de Castellburg no sabia riure. Per no molestar-lo, els seus súbdits van deixar de fer festes, de llegir llibres divertits i de contar acudits. Així, les rialles van desaparéixer de tot el regne. Fins que un bon dia, un rellotge de cucut defectuós va canviar el destí del príncep.
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Tenían tanto polvo las cortinas de aquella casa, que al mo-verlas se oye un estornudo. –¡Atchís. –¡Jesús. –Dijo Inés. –Gracias –respondió alguien detrás de ella. Pero aunque mira a su alrededor no vio a nadie. Estaba completamente sola en el Salón de la casa deshabitada, de aquella casa de la Q UE se decían tantas cosas, como lo de la habitación fantasma, que aparece y desaparecer….
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