17 Libros encontrados
Mèlich, Joan Carles
Obra ganadora del Premio Nacional de EnsayoUn ensayo sobre un tiempo precarioQuizás ha llegado el momento de detenerse y aprender a ver de nuevo el mundo. O lo que queda de él y de una realidad que se disuelve ante nuestros ojos, dominados como estamos por el imperio de la técnica, siempre ávidos de novedades, sometidos a una prisa constante, ahítos de información pero faltos de sabiduría: Mèlich propone una apertura resuelta a la complejidad y ambivalencia del mundo, también a sus aspectos sombríos y dolorosos. Porque urge rescatar un sentido, frágil y precario ante el desvalimiento de nuestra naturaleza y la hostilidad del tiempo presente.
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Mèlich, Joan Carles
La lliçó d'Auschwitz és el repte de pensar l'ètica i la pedagogia a partir de l'experiència del mal. Ningú no coneix el Paradís, i si algú hi ha sigut, no ha tornat per explicar-ho. En canvi, hi ha algú que ha contemplat el mal, i ha tornat, i ens ha pogut transmetre la seva experiència. Joan-Carles Mèlich es pregunta en aquest llibre per què l'humanisme ha sigut tan fràgil davant la qüestió d'Auschwitz: ni la literatura, ni la ciència, ni l'art, ni la música, ni la política no han evitat les grans catàstrofes, de les quals Auschwitz és el símbol. Cal una reflexió filosòfica, antropològica, ètica i pedagògica per veure quina lliçó hauríem d'extreure d'Auschwitz per tal que no es torni a repetir aquest terrible esdeveniment. Perquè Auschwitz no és un problema alemany o jueu, sinó un problema de tota la humanitat. Mèlich s'enfronta a la qüestió d'Auschwitz a partir de la proposta d'una ètica no basada en el deure sinó en la situació de l'ésser humà en la història: es tracta d'una ètica de la situació, de la relació, de la interpretació i de l'experiència, és a dir, d'una ètica de la finitud.
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Mèlich, Joan Carles
La muerte de Dios es el fin del Absoluto, pero no el final de la religión. Hay otra forma de vivir, otro modo de hacer frente a las preguntas fundamentales de la vida, a los interrogantes acerca del sentido de la existencia. Es lo que Joan-Carles Mèlich ha llamado, siguiendo a Milan Kundera, la prosa. La prosa es la vida de las singularidades, de la materia no material, de los objetos que tienen su historia, de esos pequeños instantes de placer que abren las puertas al infinito. La prosa es el mundo de los encuentros casuales, de los abrazos antes de salir de viaje, de las caricias en los momentos en los que se abren las puertas del infierno. La prosa es el ámbito de la experiencia ética, la del estar-ahí, la de la respuesta a la demanda del cuerpo de alguien que sufre, la de la amistad, la de la fecundidad, la del erotismo y la del placer. Y la prosa es también la apertura a la religión del ateo, una religión contraria a lo sagrado, una religión prosaica en la que la bondad ha sustituido al Bien y en la que la compasión ha ocupado el lugar de la Justicia.
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Mèlich, Joan Carles
Si hay humanidad también hay ausencia, carencia y pérdida. El mundo humano es un universo habitado por ausentes, por espectros que surgen de repente, por vacíos que nunca volverán a llenarse o, cuando menos, que nadie podrá llenar de la misma manera, porque el vacío permanecerá siempre vacío. En el mundo humano siempre se echa de menos a alguien -o algo. La condición humana es elegíaca. Ya sea por el tiempo perdido o por el tiempo deseado, no hay vida humana completa, porque vivimos con la presencia inquietante de la carencia. Por esta razón, a pesar de que es cierto que podemos ser felices, no hay un reino de la felicidad. El ser humano es un animal que no acaba de encontrar su lugar en la vida, porque siempre es en relación con otros, con otros presentes y con otros ausentes. En La experiencia de la pérdida, Joan-Carles Mèlich ofrece una reflexión sobre la muerte y la ausencia del otro a partir de las claves de comprensión propias de su proyecto de «filosofía literaria», una filosofía marcada por la finitud, la indeterminación y la contingencia.
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Mèlich, Joan Carles
La finitud no es la muerte sino la vida. Si somos finitos es porque vi vimos siempre en despedida y no podemos controlar los deseos, recuerdo s y olvidos, porque el nuestro es un mundo que nunca nos pertenece del todo, ni será plenamente cósmico, ordenado o paradisíaco. Somos el re sultado del azar y de la contingencia y no tenemos más remedio que ele gir en medio de una terrible y dolorosa incertidumbre. Una vida finita no conseguirá eludir la amenaza del caos, ni estará capacitada para c ruzar las puertas del paraíso. Ser finito significa que no podemos cre ar a voluntad nuestra existencia, porque, querámoslo o no, recibimos u na herencia que nos obliga a resituarnos a cada instante.
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Mèlich, Joan Carles
Som vulnerables i res no ens pot protegir del tot del sofriment inherent a la condició humana. Per bona que sigui la nostra vida, en algun moment una ferida pot deixar-nos una marca inesborrable. La nostra pròpia finitud ens fa fràgils. Joan-Carles Mèlich defuig la metafísica i s'endinsa en la filosofia literària per explorar la dimensió ètica de la nostra vida amb els altres, la qual es manifesta en les demandes compartides, la cura mútua, l'escolta , el sentiment de vergonya, el perdó i el reconeixement que donen sentit als límits de la nostra existència.
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Mèlich, Joan Carles
La mort de Déu és el final de l’Absolut, però no el final de la religió. Hi ha una altra manera de viure, una altra manera de fer front a les preguntes fonamentals de la vida, als interrogants sobre el sentit de l’existència. És el que, seguint Milan Kundera, Joan-Carles Mèlich anomena la prosa. La prosa és la vida de les singularitats, de la matèria no material, dels objectes que tenen la seva història, d’aquests petits instants de plaer que obren les portes a l’infinit. La prosa és el món de les trobades casuals, de les abraçades abans de sortir de viatge, de les carícies en els moments en què s’obren les portes de l’infern. La prosa és l’àmbit de l’experiència ètica, la del ser-hi, la de la resposta a la demanda del cos d’algú que pateix, la de l’amistat, la de la fecunditat, la de l’erotisme i la del plaer. I la prosa és també l’obertura a la religió de l’ateu, una religió contrària al sagrat en què la bondat ha substituït el Bé i en què la compassió ha ocupat el lloc de la Justícia.
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Mèlich, Joan Carles
La vida humana no puede eludir los conflictos, las rupturas o las incongruencias. Los momentos en los que todo encaja, los instantes solemnes en los que el orden reina, no dejan de ser oasis efímeros que se desmoronan como castillos de arena en la playa. Convertidos en problemas por nosotros mismos, nos formulamos preguntas que nunca podremos responder, pero tampoco podemos dejar de formulárnoslas. Vivimos en un mundo donde el mal, el sufrimiento y la indiferencia están obsesivamente presentes. Nuestra vida no puede esquivar la comedia ni la tragedia. La condición humana es vulnerable, porque los rostros de la finitud son ineludibles. La muerte, la crueldad, el sufrimiento y la pérdida son el sinsentido radical, y cualquier intento de superar este absurdo y de encontrarle una justificación es obsceno. La vulnerabilidad está ligada a una identidad nunca fijada del todo que se construye dentro de un universo de máscaras como el que es, en definitiva, el baile de la existencia.
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Mèlich, Joan Carles
«M’agrada llegir apassionadament i que la meva lectura no quedi capturada per una pedagogia, per unes regles, per unes normes morals, polítiques, jurídiques o religioses. M’agrada llegir infidelment, caminar del text al quadern, de l’ortodòxia a l’heterodòxia, de la repetició a la interpretació, del significat al sentit. Per mi, llegir és un ofici i un ritual.» El filòsof Joan-Carles Mèlich aplega en aquest llibre un total de 262 «fragments filosòfics» procedents dels seus quaderns de notes. Es tracta d’una reflexió sobre la lectura, l’escriptura, la distinció entre moral i ètica, el sentit, Déu, l’infern, la compassió, la intimitat, la finitud, el desig, el perdó, les víctimes, la mort…, en un gènere que defuig les categories i opta per les escenes, les imatges, les metàfores. Mèlich ens ofereix, en definitiva, «un pensament fragmentari, obert, no sistemàtic, contrari a la lògica metafísica».
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Mèlich, Joan Carles
«Me gusta leer apasionadamente, y que mi lectura no quede capturada por una pedagogía, por unas reglas, por unas normas morales, políticas, jurídicas o religiosas. Me gusta leer infielmente, pasar del texto al cuaderno, de la ortodoxia a la heterodoxia, de la repetición a la interpretación, del significado al sentido. Para mí, leer es un oficio y un ritual.» El filósofo Joan-Carles Mèlich reúne en este libro un total de 262 «fragmentos filosóficos» procedentes de sus cuadernos de notas. Se trata de una reflexión sobre la lectura, la escritura, la distinción entre moral y ética, el sentido, Dios, el infierno, la compasión, la intimidad, la finitud, el deseo, el perdón, las víctimas, la muerte…, en un género que rehúye las categorías y opta por las escenas, las imágenes, las metáforas. Mèlich nos ofrece, en definitiva, «un pensamiento fragmentario, abierto, no sistemático, contrario a la lógica metafísica».
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Mèlich, Joan Carles
La ética es la respuesta a una interpelación que pone en cuestión el orden moral. Lo que nos convierte en humanos no es la obediencia a un código universal y absoluto sino el reconocimiento de la radical vulnerabilidad de nuestra condición y el hecho de no poder eludir la demanda del dolor del otro. No hay ética porque sepamos qué es el «bien», sino porque hemos vivido y hemos sido testigos de la experiencia del mal. No hay ética porque uno cumpla con su «deber», sino porque nuestra respuesta ha sido adecuada al sufrimiento. No hay ética porque seamos «dignos», porque tengamos dignidad, sino porque somos sensibles a los indignos, a los infrahumanos, a los que no son personas. La ética, pues, a diferencia de la moral, es la respuesta compasiva que damos a «los heridos» que nos interpelan en los distintos trayectos de nuestra vida, cuando bajamos de «Jerusalén a Jericó».
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Mèlich, Joan Carles
Este ensayo explora la permanente necesidad que los seres humanos tenemos de vivir envueltos en historias y ficciones. Según Mèlich, los grandes maestros dela literatura universal lo son no porque en sus obras nos expliquen cómo hay que vivir, sino porque desvelan sin ambages la precariedad, la ambigüedad y la inasible fragilidad de nuestra existencia. Lejos de losmanuales de autoayuda, este apasionado y apasionanteensayo defiende la capacidad transformadora —,para bien o para mal—, que los grandes textosliterarios pueden ejercer sobre nosotros. La lectura, entendida como una actividad de riesgo.
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Mèlich, Joan Carles
«Solo me interesa una vida finita, inquietante y contingente, sin verdades absolutas, sagradas o incondicionales. Un escenario en constante formación, transformación y deformación. Una vida creadora de un mosaico en el que las piezas no encajan, sin centro ni síntesis.» En esta segunda entrega de sus Fragmentos filosóficos, el filósofo y escritor Joan-Carles Mèlich reflexiona a fondo sobre la condición contingente, incierta y finita del ser humano a partir de lo que denomina una filosofía literaria: una filosofía que recurre más a las imágenes y a las figuras de la ficción que a los conceptos y a las categorías de la metafísica. Se trata de un pensamiento de lo singular, del tiempo, de las situaciones y de las relaciones. Y es que hablar de la prosa significa —al decir de Milan Kundera— hablar del carácter concreto, cotidiano, corporal, de la vida.
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Mèlich, Joan Carles
«Només m’interessa una vida finita, inquietant i contingent, sense veritats absolutes, sagrades o incondicionals. Un escenari en constant formació, transformació i deformació. Una vida creadora d’un mosaic en què les peces no encaixen, sense centre ni síntesi.» En aquest segon lliurament dels seus Fragments filosòfics, el filòsof i escriptor Joan-Carles Mèlich reflexiona a fons sobre la condició contingent, incerta i finita de l’ésser humà a partir del que anomena una filosofia literària: una filosofia que recorre més a les imatges i figures de la ficció que als conceptes i categories de la metafísica. Es tracta d’un pensament del singular, el temps, les situacions i les relacions. I és que parlar de la prosa vol dir —segons Milan Kundera— parlar del caràcter concret, quotidià, corporal, de la vida.
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Mèlich, Joan Carles
La mort ha estat uns dels grans temes de la filosofia occidental des dels seus inicis. En aquest assaig Joan-Carles Mèlich tracta un tema universal, el de l'experiència de perdre un ésser estimat, amb tot allò que l'acompanya: el dol, el buit, l'enyor, la compassió, el consol... I ho fa des del que ell anomena una filosofia literària, la que passa d'una visió metafísica del món a una visió literària de la vida.
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Mèlich, Joan Carles
Joan-Carles Mèlich és una de les veus més singulars del pensament català d’avui per l’originalitat i el rigor de les seves anàlisis i per la forma en què les transmet. Mèlich és un filòsof, però també un escriptor: la mateixa passió a l’hora de desenvolupar una idea la desplega en exposar-la a través de la paraula. A l’hora d’expressar el seu pensament, prefereix el fragment que el sistema, l’assaig que el tractat, la prosa que la metafísica. Perquè valora l’estètica d’un text. Perquè no deslliga l’emoció del coneixement. Perquè fa filosofia en diàleg amb la tradició literària tant o més que amb la filosofia acadèmica. Les idees, les intuïcions, les indagacions d’un pensador, tenen el seu origen en la biografia. L’obra de Mèlich publicada fins avui no conté gaire elements autoreferencials que permetin inserir les seves aportacions dins una determinada trajectòria biogràfica. Això és el que permet fer fàcilment el gènere de les converses. ¿Per què va estudiar filosofia? ¿Quins professors el van marcar? ¿D’on surt la seva recerca sobre la finitud, la seva distinció entre moral i ètica, la seva valoració sorprenentment positiva de la noció de mala consciència? ¿Com llegeix? ¿Com escriu? ¿Com imparteix docència? En definitiva, ¿en què creu i en què no? ¿Per què la seva crítica constant a la metafísica i als absoluts?
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Mèlich, Joan Carles
Joan-Carles Mèlich es una de las voces más singulares del pensamiento catalán de hoy por la originalidad y el rigor de sus análisis y por la forma en que los transmite. Mèlich es un filósofo, pero también un escritor: despliega la misma pasión al desarrollar una idea que al exponerla a través de la palabra. Cuando expresa su pensamiento, pre ere el fragmento al sistema, el ensayo al tratado, la prosa a la metafísica. Porque valora la estética de un texto. Porque no desliga la emoción del conocimiento. Porque hace filosofía en diálogo con la tradición literaria tanto o más que con la filosofía académica. Las ideas, las intuiciones, las indagaciones de un pensador, tienen su origen en la biografía. La obra de Mèlich publicada hasta hoy no contiene demasiados elementos autorreferenciales que permitan insertar sus aportaciones dentro de una determinada trayectoria biográfica. Esto es lo que permite hacer fácilmente el género de las conversaciones. ¿Por qué Joan-Carles Mèlich estudió filosofía? ¿Qué profesores lo marcaron? ¿De dónde sale su investigación sobre la finitud, su distinción entre moral y ética, su valoración sorprendentemente positiva de la noción de mala conciencia? ¿Cómo lee? ¿Cómo escribe? ¿Cómo imparte docencia? En definitiva, ¿en qué cree y en qué no? ¿Por qué su crítica constante a la metafísica y a los absolutos?
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