8 Libros encontrados
Hidalgo Bayal, Gonzalo
Una noche de noviembre, un hombre mayor, «casi en la edad de los desguaces», se apea en una estación a tomar un café y llenar una botella de agua y, sin saber cómo, pierde el tren. Como además no ha tenido la preocupación de bajar con chaqueta, se queda sin dinero ni identificación: el tren se ha llevado su equipaje y su destino. Éste es el relato, entre kafkiano y becketiano, de las veinticuatro horas de su estancia obligatoria en una ciudad desconocida, donde conocerá una galería de vidas minúsculas y personajes extravagantes. Con los aires de una pesadilla, arruinado y decadente, el protagonista pasa a ser conocido como «el interventor», mientras intenta abrirse camino en una realidad que en absoluto comprende y que, en su infortunio, fatalmente le devolverá una imagen de sí mismo cada vez más degradada. Paradoja del interventor, novela culminante de Hidalgo Bayal, demuestra el dominio de un lenguaje preciso y sugerente, la habilidad de un escritor maduro, que explora los territorios menos transitados de la narrativa realista y que descuella por la belleza de su prosa.
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Hidalgo Bayal, Gonzalo
El encuentro casual con un antiguo compañero de universidad sirve de excusa al narrador para recordar viejos tiempos y ponerse al día con Foneto. Y descubre que, en lugar de la brillante carrera que éste podría haber tenido, terminó por refugiarse en el quiosco que heredó de su tío. A lo largo de una mañana, el narrador tendrá ocasión de descubrir el vacío monótono de sus días y las tres relaciones fugaces y fallidas con las únicas mujeres que pasaron por su vida. La última de ellas se remonta a los estertores del franquismo, durante la huida de una carga de los grises.
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Hidalgo Bayal, Gonzalo
Un hombre que no habla, porque ha decidido no hacerlo, llega a un pueblo muy alejado del resto de la sociedad como si buscara un retiro donde convalecer de no se sabe qué males. Enseguida los lugareños lo bautizan como Nemo. El encargado por tradición de escribir lo ocurrido en el pueblo y los demás asistentes a la bodega donde matan las horas conversando, ante el silencio de Nemo, especulan sobre el posible origen de su mudez voluntaria, pero acaban experimentando las consecuencias de su actitud expectante. Todo en la comunidad se trastoca, e incluso el propio narrador desiste de escribir y deja que los rumores, los niños completen esta historia de la progresiva extinción del lenguaje.
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Hidalgo Bayal, Gonzalo
Esta historia empieza con las aventuras de dos niños en el colegio de los padres hervacianos en la ciudad de Murania y concluye con el encuentro fortuito por la calle, muchos años después y también en Murania, con un hombre taciturno y desolado que despierta en el narrador los recuerdos de esos días pasados. Entre un tiempo y otro transcurre la juventud de dos amigos, sus viajes, sus primeros amores, los estudios en Madrid y en Salamanca, París y el Barrio Latino, los libros, el cine, las canciones... O quizá sea mejor decir que transcurren los eslabones del tiempo que escribe la memoria. O ese aire exacto y familiar de olvidos y recuerdos por el que todos algún día sabemos, quizá calladamente, dónde están –si es que alguna vez los hubo– esos campos de amapolas blancas y el desesperado sueño de su blancura.
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Hidalgo Bayal, Gonzalo
La emoción de la escritura, la alegría de escribir, como método para superar el desengaño amoroso.«Una de las escrituras más brillantes de la narrativa española.» J.M. Pozuelo Yvancos, Abc Cultural«Hidalgo Bayal quizá encarne hoy la más precisa y preciosa escritura de la que el español puede presumir.» Ricardo Menéndez Salmón, El Comercio«Una de las voces más personales y atractivas de la literatura española de nuestro tiempo.» Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga«Hidalgo Bayal, novelista insólito, es una especie de Robinson literario venerado por muchos.» Jesús Ruiz Mantilla, El País Tras dejarle la novia, y en un momento de apatía y trabajos sin interés, el joven protagonista de esta novela sólo recupera en parte su entusiasmo en cuanto, espoleado por la convocatoria de un premio, decide escribir una novela. Sus lecturas últimas son poco inspiradoras, pero intuye que será el propio lenguaje, su afición a los juego lingüísticos, lo que le mostrará el camino. En las lentas y calurosas tardes de verano, acostumbra a pasear y sentarse junto al río. Inesperadamente un grupo de chicas se reúne en la orilla y se baña en las aguas cada tarde. ¿No serán ellas la mejor inspiración?
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Hidalgo Bayal, Gonzalo
El día en que se celebra el banquete de jubilación de don Gumersindo, llegan a Murania viejos alumnos, se preparan discursos y las autoridades locales deciden dedicarle un libro homenaje. Durante su elaboración, el narrador, compañero de instituto, descubre que el profesor de latín, excéntrico y erudito, cáustico y sin embargo paladín de la cultura clásica y del trato benévolo con los alumnos, ha dejado escritos 237 folios autobiográficos. El espíritu áspero quiere ser la memoria de ese singularísimo personaje, y de todas sus circunstancias. Fiel a los recuerdos manuscritos, el narrador relata, por una parte, su infancia rural, su formación en un internado con los padres hervacianos o sus experiencias como profesor inexperto y luego venerable, pero, por otra, además de incorporar anécdotas legendarias que cuentan los alumnos o conversaciones de tertulia, incluye brillantes escarceos literarios, repletos de hallazgos verbales, acordes con el uso lúdico y humorístico de la lengua –,rimas y palíndromos, apodos y paranomasias–, que el profesor ha practicado a lo largo de su vida.
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Hidalgo Bayal, Gonzalo
Este libro de cuentos es muy particular. No sólo por su unidad temática, debida a que todos ellos tratan sobre los años pasados por el autor y narrador (lamisma persona en este caso) en el Real Colegio de SanHervacio, su vida y la de sus condiscípulos
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Hidalgo Bayal, Gonzalo
Según cuenta Gonzalo Hidalgo Bayal en el Epílogo, todo empezó como un delicioso reto que se propuso para caminar junto a su hijapor la playa: «Durante cuatro años, en el paseo matinal que nos llevaba desde la casa azul a las barcas de los pescadores,
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