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Amilibia, Jesús María
Perdonen, pero no sé definir bien este libro. Es una mezcla de ensayo, diario, ficción, autoficción... y quizá algo más. Trata básicamente, y en clave de humor –¡de qué otro modo–, de casi todos los males que afectan a los viejos –ancianos, yayos, mayores, fósiles, vetustos…–, o sea, a mí mismo. Hay rabia, pesimismo, ironía, cinismo y mucho cabreo. Porque envejecer, según yo lo veo y lo sufro, es mucho peor que morirse, sobre todo porque el trance dura mucho más, el brete en el que la vida parece regodearse haciéndote toda suerte de putadas: enfermedades, soledad y, sobre todo, la sensación de haberte convertido en el tipo que nunca quisiste ser. Lo peor de la vejez es, quizá, no sentirse viejo. El deseo sexual subsiste, pero las oportunidades escasean y las citas son inexistentes. Sí, este libro también habla de eso, de la miseria del sexo en la «tercera edad». Del deseo de tener todo lo que ya no tendrás nunca. Del vacío. De la necesidad de los otros (compañía)…, y a la vez del alejamiento de los otros. De todo de lo que no queremos hablar y, sin embargo, está ahí. De la verdad y de las mentiras que nos contamos. De lo peligroso que puede ser que te empiece a gustar la soledad. De nuestra mala relación con la realidad. Es jorobado envejecer, querido lector, pero al menos echemos unas risas, ¿no te parece? J. M. AMILIBIA «En vez de suicidarse, Amilibia escribe. Y derrota a su pesimismo cáustico con el ingenio de los kamikazes. Él no lo sabe… pero cada página de su nuevo libro es una bombona de oxígeno». Pedro Ruíz, artista y escritor. «Ser viejoven o joviejo no puede ser un problema si es Amilibia quien te lleva a su terreno de humor, amor, dolor, la madre que lo parió… y mucho cinismo». Javier Sádaba, filósofo.
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Amilibia, Jesús María
No sé si este libro es una novela, un diario de noficción o qué. Trata sobre el deseo de morir y de vivir. Sobre el amor y las preguntas que este despierta. Y sobre el dolor, sobre todo sobre el dolor: el deella, mi esposa, que me pide la muerte, y el mío, queno se la puedo dar. Éste es el diario de un cobardeque superó un cáncer y ahora se enfrenta, escaso de fuerzas, al cáncer terminal de su mujer. El diario deun tipo que cree en el derecho de tener una pistola bajo la almohada para pegarse un tiro cuando lo considere oportuno. El diario de un viejo que arrastra laszapatillas por el pasillo viviendo lo que nunca imaginó que iba a vivir. Quiere escribir de todo ello conhumor. Aspira a convertir la desesperación en un canto. Quiere recrearlo todo con la asepsia de un cirujano. Pero la realidad le vence casi siempre. Kafka le dijo a su médico cuando agonizaba: «Si no me matas eres un asesino». Creo que quiso decir que no matar al que sufre puede ser un crimen. Yo creo que matar al que padece sin remedio posible es un acto de amor. Muchos creen que debería ser ilegal. Son los mismos que condenan el suicidio y te envían al infierno. He pensado muchas veces en el suicidio. Pero soy un cobarde que siempre lo deja para otro día, a la esperade conseguir un sicario en rebajas que me ejecute porun módico precio.
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