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Romo, Irene
Música, alcohol y muchos recuerdos… Yo solo iba a ver a mi hermana, asegurarme de que estuviera bien. Nunca pensé que mi vuelta a Cudillera fuera un viaje al pasado. No esperaba encontrar estas emociones. No esperaba ese beso ni todo lo que trajo consigo. No esperaba sentir mi corazón tan dividido ni mi mente tan asustada. No esperaba… a Llara.Risas, amigos de la infancia y nuestros dedos entrelazados… Una noche de verano en Cudillero, todo mi mundo se dio la vuelta. Esas noches bailando mientras rezábamos para que el sol no saliera y no tener que volver a casa. No esperaba que aquello que dejé en el pasado resurgiera. No esperaba una confesión como la que compartimos aquella noche. No esperaba estos sentimientos. No, yo tampoco te esperaba, Elsa.
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Romo, Irene
NOVELA GANADORA VIII PREMIO DE NOVELA ROMÁNTICA KIWI RA.Hagamos balance de este momento de mi vida.Dinero: Asequible.Familia: Ahí, ahí. Trabajo: Mal. Amor: Terrible. Salud mental: Mejor dejarlo.¿Qué haces cuando cada pilar sobre el que has construido tu templo se derrumba y la caída es inminente? ¿Obedecer a la razón o al corazón?En mi caso, admito que tal vez haya actuado de forma infantil y precipitada, pero Cudillero es mi hogar, el pueblo donde crecí y en el que solo soy Ada. El origen al que volver cuando me siento más perdida que nunca. El lugar donde nada puede ir mal.Ni siquiera reencontrarme con Enol. ¿O sí?
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Romo, Irene
¿Quién me iba a decir que podría empezar de cero?, ¿que tendría la oportunidad de vivir mi vida como ni siquiera me había atrevido a imaginar?Después de años envuelta en una sombra, por fin puedo salir, ser yo misma. Empiezo de nuevo en una ciudad lejos de mi pasado y mis fantasmas, donde solo tengo que esforzarme por encajar, hacer amigos y ser feliz. Ese es mi único objetivo. Y, aunque sea complicado y solitario desprenderse de los malos recuerdos y dejar de castigarme a mí misma, ¿quién me iba a decir que lo encontraría a él para ayudarme?¿Quién es nadie para decirle a otra persona que pase página?, ¿que ya es hora de dejar de martirizarse?Hace años que decidí limitar mi existencia a una vida sencilla: con un trabajo normal y rodeado de mi familia. Sensaciones mucho más profundas no tienen cabida en mí, a menos que busque derrumbarme de nuevo, y no puedo permitirme eso. Otra vez no. Sin embargo, ¿quién soy yo para tomar esa decisión cuando el destino ha sido tan caprichoso de ponerla a ella en mi camino?
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