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La pequeña Maryam asiste desde el vientre materno al comienzo de la revolución iraní. Seis años después, ella y su madre se reúnen con su padre en el exilio en París. Maryam Madjidi desmonta con humor y ternura la siempre espinosa pregunta por las «raíce
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Maryam tiene que irse del país donde vive. Tiene quedejar allí a su abuela y sus juguetes, así que no podría estar más triste. No entiende que la gente tengaque irse de su casa porque esta, un día así sin más,deje de ser un lugar seguro. Pero se va, y el sitio adonde llega no se parece en nada a su antiguo hogar:ni siquiera se habla el mismo idioma. Por eso prefiere quedarse callada. La comida es tan diferente que es imposible que pueda gustarle. Por eso prefiere no comer. Se siente tan sola? Hasta que un día, en la hora del recreo, oye una vocecita a sus espaldas que lepregunta quién es: «¿Cómo te llamas?», le dice. Unapregunta en apariencia muy simple, pero que puede cambiarlo todo.
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La Maryam se n?ha d?anar del país on viu. I hi deixal? àvia i totes les seves joguines, així que no pot estar més trista. No entén que la gent se n?hagi d?anar de casa perquè, d?un dia per l?altre, deixi de serun lloc segur. Però se?n va, i el lloc on arriba no s?assembla gens a la seva antiga llar: ni tan sols parlen el mateix idioma. Per això s?estima més callar. El menjar és tan diferent que és impossible que li agradi. Per això s?estima més no menjar. Se sent tan sola? Fins que un dia, a l?hora del pati, sent una veueta darrere seu que li demana qui és: «Com et dius?»,li diu. Una pregunta aparentment simple però que ho pot canviar tot.
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