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Piña-Rosales, Gerardo
«Pronto voy a morir.» Así comienza esta novela perturbadora y exigente, un largo monólogo (¿desde el limbo?) entre la realidad y la irrealidad. Angustia, opresión y miedo son palabras esenciales en el relato de un hombre que piensa el mundo: desde la enfermedad a los males de nuestro tiempo. Lección moral, y de lucidez, en medio de la consumación, el hombre que nos habla en este relato ejemplar podría ser personaje de un renacido Thomas Bernhard o del mismísimo Dante (del limbo a las puertas del infierno). Un país dividido por la guerra, una joven periodista torturada y asesinada, hambre y desolación... El Apocalipsis no está tan lejos, y de cuando en cuando aparece a la vuelta de la esquina. «Es posible que la antesala de la muerte sea la propia muerte.» Desde El asco, de Horacio Castellanos Moya, pocos «exabruptos» a la altura de éste nos ha ofrecido la literatura en español. «Debes contar tu historia antes de que sea demasiado tarde. Todos tienen que hacerlo. Pero ¿quién quiere escuchar a todos? O mejor dicho: si todos cuentan su historia, ¿quién va a escuchar? Necesitamos que unos aprendan a no decir por un momento para que otros se esfuercen en decir algo significativo.» «Para Piña toda literatura es policíaca, porque sin una transgresión no hay trama que interese.» El Informador «Feliz y osada anomalía narrativa en un entorno de uniformidad y persecución del aplauso fácil.» Luis Bugarini, Nexos
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Piña-Rosales, Gerardo
El secreto de Artemisia y otras historias constituye una colección de escritos íntimos de honda factura y prosa renovadora. El propio Gerardo Piña-Rosales lo expresa así: «Pálidos reflejos de mi cosmogonía particular, estas fabulaciones mías -sueños y visiones deletéreos, crónicas apócrifas, variaciones, viñetas, aguafuertes, retratos, instantáneas, momentos epifánicos y algún que otro desvaído relato- (perpetradas en la cámara obscura de mi madriguera neoyorkina) aspiran, oh lector, quienquiera que seas, a servirte, nada más y nada menos -y aunque sólo sea por unas horas-, de lenitivo, bálsamo o consuelo, en este diario morir que mal llamamos vida.
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