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Segovia, Ángela
¿Escribir un libro puede ser una forma de revelación?Según Ángela Segovia, cada vez que escribe por voluntad su interior convulsiona, sucede que toca un límite. «Ya no puedo escribir a no ser que la escritura venga a mí. Si lo intento forzar algo explota por dentro».Mi paese salvaje forma parte de una serie titulada «Bella morte, una aproximación de la autora auna forma de escritura con menos ataduras y, sin embargo, con más raigambre.
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Segovia, Ángela
Un drama de amor y celos entre dos chicas, la que habla (cuya madre está flotando encimade una planta de agave), y una especie de sirvienta llamada Concetta. Este poemario se encontraba inicialmente dentro de AMOR DIVINO, anterior título de Angela Segovia.Conformeeste libro fue creciendo, la autora decidió extipar PUSIERON DEBAJO DE MI MARE UN MAGÜEY con el objeto depublicarlo por separado más adelante. Aparece ahora en forma de libro, y con respiración propia, estas páginas, que pueden leerse como un brote lateral, cristales misteriosos con sus nudos rítmicos y agramaticales. Contiene también un ensayo que ilumina el conceptode lírica y se cuestiona por las vías en que se expresa hoy el lenguaje sentimental.
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Segovia, Ángela
Ángela Segovia se atreve a indagar en el lenguaje sentimental y plantea una pregunta: si la cultura pop se ha apropiado del territorio de los sentimientos, ¿cómo expresar hoy lo romántico fuera de los dictados de lo comercial, sin perder por ello su carácter popular? En Amor divino, poemario dividido en tres movimientos que se engarzan como capítulos de una novela, la linde entre los poemas se desdibuja por medio de una conversación que tres amigos, Lonesom, el Forastero y la jovencísima Elle, entablan sobre asuntos diversos relacionados con el amor, desde géneros tan dispares como el western, el roman de caballería o la ciencia ficción. Un libro que da un sentido al lenguaje lírico y sentimental al margen de las modas que en los últimos años ha abonado cierto tipo de ficción, que se ha nutrido de un yo meramente confesional. Para la autora, si la literatura tiene una función política, esta consiste en recordar a los hablantes que la lengua es nuestra y la literatura es el espacio en que se pueden forzar los límites de la expresividad del lenguaje para llevarlo más lejos, para hacer que diga lo que antes no se podía decir. Aquí se revuelven los cimientos de lo lírico introduciendo no tanto una reexploración del yo sino una cantidad considerable de vida, inyectada a presión. Un libro valiente que invita a prestarse a un juego de ecos y pistas que el relato va dejando sueltos a lo largo de este poemario-río, con sus rápidos y aparentes remansos, sus meandros y encorvamientos y sus múltiples desembocaduras que, claro es, no siempre van a parar a la mar, a veces, ni siquiera a otro río.
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Segovia, Ángela
Estaba deseosa de subir al claro, así que no esperé mucho. Hacía tiempo ya que no iba por ese camino. Todo era igual y nada era lo mismo. Las jaras se caían derrumbadas hacia los lados del camino, la mayoría grisáceas ya. En medio de aquello, en el borde tras el cual empieza a descender el valle, un pequeño mirador secreto, estaba la antigua cabaña del abuelo. Me sorprendió ver que todavía quedaban vestigios. Un círculo de piedras. En mis primeras visitas apenas pude hacer nada aparte de mirar. Poco a poco aquel paisaje se me fue metiendo por el cuerpo. Durante varias largas mañana me dediqué a recoger ramas secas y llevarlas junto al círculo de piedras. Las ramas se enganchaban unas a otras como si se abrazaran. Empecé a advertir lo que estaba apareciendo. Una guarida. En todo ese tiempo yo iba escribiendo un cuaderno y anotaba todas las cosas que sucedían. Hablaba del miedo que pasaba estando en ese paisaje tantas horas, sola, en silencio. Luego hablaba del recogimiento que sentía cuando empecé a meterme en la guarida. También algunos poemas empezaron a aparecer bajo el título de Mi paese salvaje.
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