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Ballester, Enrique
Cuando iba al instituto y jugaba en un equipo, no había partido sin que se diera la siguiente situación. Un rival manejaba la pelota de espaldas a portería y uno de nuestros defensas le encimaba. El entrenador legritaba «sin falta». Nosotros le decíamos «sin falta». Los padres desde la banda le ordenaban «sin falta». Pasaba un avión con una gran pancarta en la estela,donde se podía leer un bonito lema: «Sin falta». Nuestro defensa, evidentemente, terminaba haciendo falta. Y el entrenador se giraba al banquillo para blasfemar. Nosotros abríamos los brazos como inquiriéndole,pero, hombre, te estamos diciendo «sin falta». Los padres se iban a almorzar al bar. Nuestro defensa se encogía de hombros y protestaba con la boca pequeña. Sabía que había hecho falta, todos lo sabíamos. Sabía que no debería haberla hecho, pero no lo podía evitar.La vida sería más fácil si no hiciéramos lo que sabemos que no hay que hacer, pero a menudo no lo podemosevitar.
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Ballester, Enrique
Si Ballester fuese defensa central no sacaría de rabona la pelota en el minuto 90 sino que la golpearía lo más lejos posible de su portería. Por eso ha titulado «El último libro de fútbol» su último libro de fútbol. Pero no se engañen, por debajo de ese espíritu práctico (resumido es su aforismo autobiográfico: No aporta soluciones, pero tampoco da problemas) late un esteta finísimo, uno de esos que disfruta tanto de tantas cosas que no llegará nunca a ser un cínico. Y así, sus columnas se leen con un cosquilleo de ligereza y felicidad, como quien escucha la charla inspirada de un amigo que enumera anécdotas cotidianas (familia, trabajo, sofá, amigos) entrelazadas con historias de fútbol. Y al revés. Porque hay escritores que convierten el fútbol en una metáfora de la vida, y luego está Ballester, que también sabe convertir su vida en una metáfora del fútbol.A continuación, os dejamos una hilera de frases magníficas de gente de relumbrón elogiando a Ballester (ninguno de ellos ha sido forzado por la editorial ni ha recibido dinero a cambio) encabezada por una de cosecha propia: «Ballester es una mezcla de Eugenio y Seinfield, pero en vez de subido a un taburete, tumbado en batín en el sofá, en vez de en Nueva York, en Castelló de la Plana».«Ballester confirma todas las virtudes de su estilo», Sergi Pàmies, La Vanguardia.«Divertidos, ágiles y contemporáneos», Pedro Zuazua, Babelia, El País.«El héroe que necesitas», Sergio V. Jodar, Revista Panenka.«Nadie escribe tan bien sobre la vida a través del fútbol como Enrique Ballester». Àxel Torres
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Ballester, Enrique
En Copenhague, en Basilea o en Soria. En tu pueblo o en el mío. A cuántos niños les habrán dicho, cuando se ponían tristes porque perdía su equipo, que no sintieran pena, que eso realmente noimporta, que el fútbol no les da de comer ni les compra ropa. Ese mensaje de no estar triste por el fútbol porque el fútbol no te da de comer es un mensaje ultramaterialista. ¿Qué pasa? ¿Que solo podemos estar tristes por aquello que nos dé dinero? ¿Eso leestás enseñando a un niño? ¿En serio? Ojalá la infancia mundial coordine una respuesta en común para estos casos. Y sería muy fácil, porque vale, el fútbol no me da de comer, pero tú, tú que eres amigo de mis padres y me estás diciendo eso, ¿acaso tú me das de comer, hijo de puta? Cuando vengas a contarme tus problemas no esperes que empatice ni me sienta triste, porque no me das de comer y me dijiste que no meapenara por el fútbol porque no me daba de comer. Lo bueno de sentir pena por cosas que en realidad no importan es que le da coherencia a sentir alegría por esas mismas cosas. E igual el fútbol no te da de comer, pero tarde o temprano te hará feliz, una certeza sólida como pocas. Solo se necesita una pelota. «Columnas con vocación de cuento, de las que uno sale o bien con una sonrisa o bien directamente llorando de la risa». Xacobe Pato, Vogue «Puro arte termita contra el arte elefante blanco de la cháchara deportiva al uso. Brillante». Boletín de Letras Corsarias «Se pueden leer muchas veces y son siempre divertidos e inteligentes». Cayetano Ros, El Confidencial «Tienes que ser muy bueno para escribir en un periódico de lo que te dé la gana. Una maravilla de principio a fin». Miquel Alzamora, La otra Liga
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Ballester, Enrique
Las columnas de Barraca y Tangana (publicadas en el diario Levante) se han convertido en una contraseña de culto entre los ojeadores más exigentes. Ballester escribe, aparentemente, de fútbol. Pero no te fíes: utiliza el regate de la ironía para despistar
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