5 Llibres trobats
Ortiz Albero, Miguel Ángel
Miguel Ángel Ortiz Albero, incesante explorador del paseo de escritores y artistas, indaga en este ensayo el deambular de Kafka y sus otros K. Se trata de observarlo sin parpadear, contemplarlo con esa fuerza del mirar incesante de la que él escribe y tacha, mirar sin relajar el párpado, evitando que todo pudiera perderse en un instante de oscuridad, y escuchar con atención cada pisada de los unos y los otros en dirección a la nada.
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Ortiz Albero, Miguel Ángel
A medio camino entre la narración, la poesía y el ensayo, La danza de la muerte no pretende sino retomar esa idea de la «Danza macabra» para, desde ella, reflexionar acerca de esos modos y maneras de llevar a la escena el último baile. Miguel Ángel Ortiz Albero escribe cerca de una literatura mixta o mestiza, de una literatura en la que los límites se confunden y la realidad puede «bailar» en la frontera con lo ficticio.
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Ortiz Albero, Miguel Ángel
A Peter Handke, es bien sabido, le gusta caminar en soledad, recorriendo los rincones que no figuran en los mapas. Miguel Ángel Ortiz Albero rastrea los textosdel Premio Nobel de Literatura, paseando literariamente con él para desvelarnos cómo el caminar transforma el mundo en narración, en cuento. Para ello es necesario moverse en el lugar y en el tiempo oportuno, ycon la luz adecuada.
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Ortiz Albero, Miguel Ángel
La sutura y la piel es una invitación a trascender la superficie de las cosas en busca de un sentido. Propone un paseo y una mirada a escenas donde algo parece estar desmantelándose y reconstruyéndose, destejiéndose e hilándose, tachándose y reescribiéndose. La búsqueda es un trenzado que ata la reflexión y el abrazo, el silencio y la proclama, la niebla y el aliento.
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Ortiz Albero, Miguel Ángel
Para Giacometti, ser artista es fracasar como nadie se atreve a hacerlo, mientras que para Goethe, el no poder acabar su obra es lo que engrandece a un escritor. La obra perfecta está únicamente en la cabeza del artista. La insatisfacción es la esencia y la naturaleza íntima del talento, y la obra, el poema o el libro, sean como fueren, siempre podrían haber sido diferentes de como han llegado a ser. Miguel Ángel Ortiz Albero rastrea en la obra de escritores como Baudelaire, Cioran, Kafka, Sebald o Vila-Matas, y de artistas como Boltanski, Cézanne o Delacroix, la posibilidad de reflexionar acerca de cuándo podía darse por finalizado, si es que esto fuese posible, el proceso de un trabajo creador. Todos aquellos que han cogido una máquina de escribir o un pincel, quienes han esbozado un gesto en el aire o han esculpido la roca, o aquellos que han decidido hilvanar un discurso, todo ellos han soñado al inicio con el resultado perfecto, con la obra ideal que habría de ajustarse a sus anhelos e intenciones. Pero el camino, lo saben, es tortuoso y el proceso es cambiante. Ahí están las dudas y las vacilaciones. Ahí surgen la demora, la digresión y el retardo, la imposibilidad o el arrepentimiento, la imprevisión o el azar, las ataduras o las repeticiones. Todo se sitúa, tal vez, entre el grito y el callar. La voluntad de permanencia y el deseo de duración se encuentran frente a frente con el temblor de la mano, y es entonces cuando acechan el hastío, la desilusión, la renuncia o el abandono, incluso, la aniquilación, la destrucción o el borrado. Sea como fuere, es preciso, dicen, seguir pese a la imposibilidad, porque incluso en la putrefacción hay fermentación y hay vida y día logrado. Estas Variaciones no son sino una personal lectura de algunas de las muchas reflexiones que sobre la imposibilidad del terminar se han escrito, conformando un trenzado de historias que, como la vida, habrán de quedar inconclusas.
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