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Fréret, Nicolas
Como escribe el profesor italiano Gianluca Mori en su epílogo, esta Carta de Trasíbulo a Leucipa ocupa un lugar de primer orden en la literatura clandestina del siglo XVIII tanto por su compromiso filosófico radical y por la riqueza de su documentación histórica como por la sutileza literaria y antropológica de sus observaciones sobre el significado de la experiencia religiosa. El responsable de la edición moderna de esta obra, el filósofo Sergio Landucci, afirma que de todos los manuscritos clandestinos del siglo XVIII francés, la Carta de Trasíbulo a Leucipa es, sin duda, el más sustancioso desde el punto de vista filosófico. Mucho antes del Sistema de la naturaleza del barón de Holbach, que coronará en 1770 varios decenios de actividad subterránea, el ateísmo conoce una difusión, discreta pero real, que atraviesa la cultura de la Ilustración y ha dejado en nuestros archivos rastros palpables de su paso [...]. El radicalismo (innegable) de los ateos clandestinos franceses es sobre todo filosófico: su objeto polémico está constituido por los dogmas teológicos del cristianismo (Gianluca Mori).Nicolas Fréret (París, 1688-1749) fue uno de los eruditos franceses más cultos de su época. Próximo al regente Felipe de Orleáns, preceptor en casa del duque de Noailles, más tarde secretario perpetuo de la Académie des Inscriptions et Belles Lettres, fue un historiador de las religiones y uno de los primeros sinólogos occidentales. Pero Fréret era, asimismo, un hombre independiente, un pensador libre. Lo que no era posible publicar con su nombre se difundía en manuscritos clandestinos, buscados con avidez por los lectores interesados. Así sucedió con esta Carta de Trasíbulo a Leucipa, que permaneció inédita hasta que, casi 15 años después de la muerte de su autor, Holbach la hizo imprimir en Ámsterdam en la imprenta de su editor Marc-Michel Rey. Publicado en colaboración con el Museo de la Ilustración y la Modernidad de Valencia (MuVIM).
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