Encara no hi ha cap producte a la teva cistella
La barraca valenciana ocupa un lugar destacado en el imaginario colectivo de nuestro pueblo: se ha representado miles de veces y la gente se ha fotografiado gustosamente con esa construcción como decorado en sus paseos por la huerta. La barraca es una vivienda prácticamente desaparecida y no es nuestra pretensión hacer la nómina de las barracas que sobreviven, aunque alguna cosa diremos. Existen publicaciones y catálogos institucionales que realizan esta tarea, siempre de forma imperfecta, porque entre su publicación y el presente ya han desaparecido algunas. Pero no sólo es un tipo de morada cada día más escasa, sino que ya parecía condenada a desaparecer hace prácticamente un siglo, cuando incluso corrió la iniciativa de realizar un gran acto literario-festivo de despedida de nuestra vivienda más conocida. En estos momentos, su presencia en las tierras de huerta es ya una rareza, que en todo caso sobrevive con elementos adulterados, y no se hacen nuevas. Esta historia es una obra crepuscular, un mensaje a las lectoras y a los lectores presentes y futuros sobre la laboriosidad y el ingenio de los seres humanos que han habitado cerca del Mediterráneo, capaces de construirse una vivienda con aquello más inútil: las cañas y el barro, un estudio sobre cómo el paso del tiempo cambia entornos y prácticas.
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Sota el folre de vellut d'una caixa de prismàtics aparegué el dietari que Jules Ainaud va escriure durant la seua estada a València, entre maig i juliol del 1870. Ainaud fou un empleat de Jean Laurent, fotògraf de la casa reial. El dietari fa possible identificar l'ordre i sentit de les fotografies que hi realitzà, que estan incloses en aquest llibre. També ens permet reviure històries d'amor i de mort que esdevingueren a la València a la segona meitat del segle XIX, i reflexionar sobre la funció de la imatge al món contemporani.
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