3 Llibres trobats
Wagner, David
Un joven recibe una llamada y escucha unas palabras tan anheladas como temidas: «Tenemos un órgano para usted». ¿Debería esta vez someterse al trasplante? Decidido, coge su maleta y una ambulancia lo lleva al Hospital Charité de Berlín. Con un humor, una ternura y una profundidad desenfadada, Wagner comparte los días y las noches, que se convierten en meses y estaciones, que pasa en el hospital. Es su historia y, cómo no, también la de sus compañeros de habitación. Acostado en la cama, esa nave espacial en la que viaja a través de sus recuerdos y sus sueños, asiste al inusitado desfile de aquellos con quienes comparte la vida diaria, sus inquietudes y sus confesiones: un comerciante de bebidas con una amante secreta o un carnicero libanés que perdió a ambos hermanos en la guerra. Mientras escucha, también él recupera su propio pasado, y su introspección se ve interrumpida constantemente por preguntas universales e íntimas: ¿qué significa estar en el mundo? ¿Por quién merece la pena vivir? ¿Quién murió para que él pudiese seguir vivo, aun cuando sea ya como alguien diferente? Un torrente de pensamientos, ilusiones y miedos (y en ocasiones un impulso irrefrenable a la rebelión) que, en nuestro universo hiperpragmático e hiperrevolucionado, apenas dejamos aflorar. Pero el protagonista de este libro tiene «todo el tiempo del mundo», un tiempo que a menudo transcurre con la única compañía de un árbol, su árbol, que, imperturbable y a la vez cambiante, le saluda desde el jardín cada mañana. Como ha destacado la crítica internacional, David Wagner, con una prosa impecable, es uno de los pocos autores que saben liberar la «corriente de conciencia» de un modo tan inteligente, conmovedor y honesto.
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Wagner, David
Barrio a barrio, calle a calle, descubrimos —en la estela de otros famosos flâneurs berlineses que le precedieron: Walter Benjamin, Franz Hessel o Siegfried Kracauer— cómo es el Berlín de hoy en día. David Wagner pasea por la ciudad casi siempre solo, aunque no rehúye la compañía en ocasiones, y responde ejemplarmente a una pregunta que todos nos hacemos: ¿qué es la ciudad hoy? Wagner se topa una y otra vez con las ruinas de la historia alemana, mientras relata de un modo magistral cómo es la ciudad en el presente y cuánto ha cambiado en los últimos diez años. Trabaja como portero en pruebas en el conocido Flittchenbar, se encuentra con los zorros de la Isla de los Pavos Reales o con un alcalde con aspecto cansado junto a alguien disfrazado de oso, o visita las aulas universitarias donde estudió. Deambula tanto por la periferia como por el antiguo Oeste, se aleja de las zonas en obras y recuerda las parcelas antaño vacías. David Wagner es un verdadero caminante urbano, lleva recorriendo Berlín de una punta a otra desde que tenía veinte años, «en un estado de semitrance que lleva aparejado el deseo de ofrecer una meticulosidad sin ensoñaciones», como señaló el semanario Die Zeit.
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Wagner, David
Este maravilloso libro, humilde y lleno de encanto e inteligencia, nos habla de la felicidad y de la extrañeza de ser padre e hijo a la vez: el narrador se sorprende con el pensamiento mágico de su hija, se maravilla ante sus juegos y progresos con el lenguaje y se acerca a las grandes preguntas: ¿qué significa estar en el mundo? ¿Qué es la vida? ¿Y por qué el carrito del bebé se estropea siempre cuando más lo necesitamos? Para David Wagner, el concepto de hijo es impensable sin el concepto de padre, de hecho, es precisamente la integración en una sucesión de generaciones lo que distingue esa situación especial de la infancia. Cuando miras a tu hijo se despiertan recuerdos del hijo que alguna vez fuiste y sobre el que tus padres u otros mayores te han hablado. En Cosas de niños, Wagner ahonda en los pequeños rituales y procesos que representa a diario ese hijo (en su caso, una niña), en tales rituales se reflejan las modas del presente inmediato, pero también hay ecos de la infancia del padre e incluso de los abuelos. Y «ahondar» significa no sólo contar, narrar, sino también meditar, reflexionar. Lo que se hace aquí casi en voz alta, compartiéndolo todo, como en una conversación, con nosotros, los afortunados lectores.
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